miércoles, 23 de enero de 2013

¿LA DEMOCRACIA EN JUEGO?

En torno a los casos de corrupción que sacuden la actualidad española, se vuelve a abusar del tópico de que se pone en peligro la democracia. Hoy mismo el ex-ministra Carme Chacón, tras lamentar la falta de explicaciones por parte del ministro Montoro sobre el caso Bárcenas, ha afirmado que lo que está en juego es aquello por lo que mucha gente ha luchado y ha perdido la vida, que nos estamos jugando la democracia (podéis ver el vídeo aquí).

Yo, personalmente, pensaré que la democracia está en peligro el día que vea manifestaciones multitudinarias en la calle pidiendo menos democracia. Manifestaciones multitudinarias las hay, pero parecen ir más bien en sentido contrario, no? La gente que protesta con pancartas de “no hay pan para tanto chorizo” no reclaman menos democracia, reclaman una democracia que no se someta al poder económico. La corrupción no es un problema inherente a la democracia es inherente a la política porque va de la mano con el poder. Los escándalos de corrupción no ponen en cuestión el régimen democrático porque la gente sabe que el problema no es la democracia, es el poder. "El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente" dice la famosa frase de Lord Acton.


Los escándalos de corrupción no ponen en cuestión el régimen democrático porque la gente sabe que el problema no es la democracia, es el poder. Parece que el caso Bárcenas ha sacado la venda de los ojos a muchos que pensaban que eso de la corrupción era sólo cosa de los demás partidos políticos. Pero los casos de corrupción no afectan a los partidos políticos en función de su ideología, sino en función del poder que acumulen. Este problema es tan evidente como su solución teórica: hay que evitar que los partidos puedan acumular demasiado poder. Una propuesta ingenua: abolir la deficiente Ley de Partidos española y sustituirla por otra que sea copiada de un país que no tenga tantos problemas de corrupción (Gómez Yañez y César Molinas proponen la ley alemana aquí).


Otra evidencia sobre la corrupción es que no casa bien con la transparencia, los corruptos no suelen disfrutar trapicheando a la vista de todos. Otra propuesta ingenua: ya que España es el único país de la UE que todavía no tiene una Ley de Transparencia, hacer una que sea contundente de verdad y que busque,  para compensar la tardanza, la mayor transparencia de la UE.


Pero, durante todos estos años que se han alternado en el poder, los grandes partidos políticos no han tenido ningún interés en rebajar voluntariamente su porción de poder y actuar en consonancia con estas y otras evidencias sobre la corrupción. El gran poder que durante la Transición se otorgó a los partidos políticos en nombre de la estabilidad de la democracia, ha hecho que la corrupción se acabe institucionalizando, y esto también se ha hecho evidente para la gran mayoría y por eso lo que está en peligro no es la democracia, es la partitocracia.


Afirmaciones como las de Carmen Chacón no son sólo magnificación de los hechos para erosionar más la imagen del PP, también son un intento de despejar a córner y hacer creer que la  democracia sigue necesitando unos partidos políticos omnipotentes. Se trata, en definitiva, de alargar la Transición y seguir disfrutando del poder. Quizás mi percepción está equivocada, pero yo diría que, a diferencia de lo que ocurría en el año 36, hoy en día los demócratas sumamos una mayoría aplastante. Quizás ya deberíamos dar la Transición por finiquitada y ponernos a hacer unas leyes más acordes con los tiempos que corren.