martes, 10 de febrero de 2015

ÉTIENNE DE LA BOÉTIE: SERVIDUMBRE Y DESOBEDIENCIA (I)

 “Por el momento solamente quisiera entender cómo es posible que tantos hombres, tantos burgos, tantas ciudades, tantas naciones, soporten a veces a un solo tirano que no tiene más fuerza de la que ellos le dan, que sólo puede perjudicarlos mientras ellos lo quieran soportar y que no podría hacerles ningún mal si dejara de sufrirle todo, como lo sufren por no contradecirle.” [1]
El año 1548, en la antigua provincia francesa de Guyena, tuvo lugar la llamada Revuelta de los Pinauds, o Revuelta de la Gabela. La gabela, el impuesto que gravaba la sal, era uno de los impuestos más odiados en Francia, no solo por el hecho de que la sal era un bien indispensable, también porque su comercio era monopolio del Estado y porque los encargados de recaudarla eran a menudo corruptos. La extensión del impuesto en el suroeste francés, zona de marismas donde tradicionalmente se había comerciado de forma libre con la sal, provocó una serie de detenciones por contrabando y pequeñas revueltas que desencadenarían la gran revuelta del 1548.

Los recaudadores del impuesto fueron cazados y asesinados en varios pueblos de la región a la vez que en Burdeos, la capital, estallaron violentos disturbios donde fueron asesinados el gobernador del rey y una veintena de oficiales. El rey Enrique II, con tal de imponer un castigo ejemplar, envió un ejército comandado por Anne de Montmorency para aplastar las insurrecciones y reprimió fuertemente la ciudad de Burdeos. Se suspendió el parlamento, se requisaron las armas, y se impusieron unas multas exorbitantes. Ciento cuarenta personas fueron condenadas a muerte, muchas otras fueron azotadas mientras en los campos, los líderes rebeldes eran colgados.

Fue probablemente, todo aquel contexto de desmedida represión lo que inspiró a un muy joven estudiante de abogacía de la Universidad de Orleans a preguntarse cómo la voluntad de todo un país podía ser doblegada por la de un solo hombre. De aquellas reflexiones surgió el Discurso sobre la servidumbre voluntaria, un panfleto escrito por Étienne de La Boétie (1530-1563) que marcó el inicio de la teoría política francesa.



La Boétie quiso desentrañar los mecanismos psicológicos que llevan a los pueblos a someterse a la voluntad de un solo hombre, por más cruel y arbitraria que ésta fuera. Una servidumbre de la que se podrían librarse fácilmente dada la correlación de fuerzas. En otras palabras, quiere descubrir el misterio de la obediencia civil, que lleva a la masa a permanecer esclavizada, a dar su consentimiento a la propia opresión y suministrar al tirano los instrumentos para llevarla a cabo. La servidumbre voluntaria es un "vicio monstruoso" contrario a la razón y al impulso natural hacia la libertad.

Para La Boétie el principal motivo que lleva a la servidumbre voluntaria es la costumbre. Los que nacen en la esclavitud y no han conocido otra situación, la toman por el orden natural o la  voluntad divina, y no sospechan la propia capacidad para cambiar una realidad injustamente desfavorable. Acostumbrados a la esclavitud, los hombres pierden el valor de luchar por la libertad, aún más, pierden el valor de desearla.

Los tiranos, por su parte, utilizan varios sistemas para perpetuar la obediencia. Desde una mistificación del gobernante que atribuye un origen divino o mítico en su poder, hasta la provisión asistencial de alimentos y de entretenimiento de baja calidad, el panem et circenses de la Antigua Roma; pasando por la restricción del acceso a la educación, la represión de la disidencia y el mantenimiento de una casta jerárquica de empleados estatales que venden su fidelidad a cambio de privilegios. Así, el deseo natural de libertad del ser humano es doblegado por la fuerza de la costumbre sumada a la propaganda ideológica, los espectáculos narcóticos y la obstaculización del librepensamiento.

Se trata de una obra paradójica en diferentes sentidos. Empezando por un título que confronta dos términos en principio antagónicos como "servidumbre" y "voluntaria". Es en este punto donde radica la originalidad de la obra de La Boétie, al entender que la tiranía es una consecuencia de la voluntad de los súbditos y no de la del tirano. De esta tesis se desprende una visión pesimista del ser humano, por el hecho de caer inevitablemente en el vicio de la servidumbre llegando a someterse a condiciones totalmente indignas. Esta visión pesimista contrasta con el optimismo antropocentrista que imperaba entre los humanistas del Renacimiento y situaría a La Boétie en la línea de pensadores posteriores como Thomas Hobbes. Pero del Discurso también se desprende una exhortación a librarse de la tiranía y cierta esperanza en el papel de la educación y del librepensamiento, y eso lo situaría en la línea del humanismo de los ilustrados del siglo XVIII.

Aún podríamos señalar una paradoja más: aunque después de terminar sus estudios La Boétie se convirtió en un fiel servidor del orden y de la ley, su escrito se convirtió en un llamamiento a la desobediencia fundamentado en un derecho natural a la libertad; un llamamiento que, aún hoy, mantiene un gran poder subversivo.





[1] ÉTIENNE DE LA BOÉTIE, Discurso de la servidumbre voluntaria, Madrid: Tecnos, 2010. Pág. 5.

1 comentario:

  1. Es raro leer algo sobre La Boétie donde no se remarque lo muy amigo que era de Montaigne

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